Son gestión, claro está. Es otorgar una baremación determinada a un proveedor de servicio. En vez de primar precio o experiencia se valora la cercanía.
Y si se considera una obligación penosa y no deseable, sería machismo. Si por otro lado es como vende Carmena, una bicoca que además conlleva estar con los hijos, entonces es feminista discriminación al hombre.